El placer del "HATER". Por Teodomiro de Moraleda.




"El placer del `Hater´." Por Teodomiro De Moraleda

Uno de los síndromes más prodigados en la actualidad de los círculos cinematográficos es el del odio irracional hacia según que figuras, actores, o directores. Comentaristas y opinadores como Carlos Pumares fueron seguramente quienes pusieron más de moda esta vena más "sarcástica" , hiriente, "agresiva" o irreverente a la hora de hablar de películas o directores. Bueno. es algo lógico, por aquel entonces tampoco se destilaba demasiado eso del: "Si, soy Hater, y a mucha honra".

En seguida este estilo fue adoptado (o más bien copiado) por muchos otros críticos patrios con ansias de notoriedad y de ganarse unos euros a base de hablar mal de aquello que supuestamente más respetaban o amaban.

Y es que en seguida se convirtió en algo muy "cool" eso de echar pestes de las pelis y de emplear adjetivos propios de un "malote" para hablar de según qué cosas. Además esta rotundidad y radicalidad hacía que pareciese que muchos críticos tenían mucha más idea de la que en verdad tenían sobre el tema en cuestión.

Algunos se apoyaban en su supuesta "legitimidad" de haber conocido en persona y haber tratado mucho con los actores o profesionales del medio de los que hablaban mal para escudarse en su derecho a poner a caer de un burro a los mismos. Otros simplemente se dejaban llevar por gustos personales, filias y fobias. cuando no ambas cosas.
Algunos escribían libros sobre un género que dominaban en los que la mayoría de críticas eran abiertamente negativas. Lo que a mi siempre me llevó a pensar que muchos escogían un tema que les asqueaba y se documentaban a fondo sobre el mismo, con el único propósito de poner a parir la mayoría de obras adscritas a dicho género. Bueno, esa es la sensación que daba.
Existe a mi entender una especie de “evolución” de este modo cáustico de entender la crítica. Que empezó siendo algo así como un ejercicio de cinismo en sus orígenes, pero que con el tiempo parece haber ido radicalizándose.
Mientras que existen diversos grados también en la manera “negativista” de criticar o analizar las obras. Me viene a la cabeza por ejemplo Jesús Palacios y su “Goremanía” , una guía por otro lado de lo más estimable y que figura entre mis libros de cabecera, pero donde el autor mostraba más bien un cierto visible “disgusto” por muchos de los títulos, el cual demostraba de una manera más simpática y moderada que otros de sus colegas de profesión, lo cuales no tenían (ni tienen) inconveniente en ir “a saco” contra el producto. Algunos incluso capaces de vivir durante décadas de las reediciones de una misma obra que explota la vena “hater” a la enésima potencia siendo este básicamente su aliciente principal.

Existen también numerosos críticos (profesionales o aficionados) en diversas webs y blogs dedicados al séptimo arte, que han convertido su estilo “hater” en su seña de identidad, y parecen muy a gusto en su “rol”, el cual algunos parecen usar simplemente para llamar la atención de los lectores (podría dar nombres, pero me los ahorraré) y hasta para avivar el debate entre los usuarios.
Pero en los últimos tiempos este síndrome se ha extendido al "espectador común". A veces da la impresión que hay que odiar algo por el mero hecho de que a la mayoría de gente le gusta. Para desmarcarse de la "corriente general" del groso de espectadores.

Otras veces es simplemente cuestión de gustos radicalizados, es decir, que estamos ante un caso idéntico al de los críticos que entes comentaba.
Que conste que es totalmente legítimo que algo no guste o que parezca sobrevalorado. Pero el matiz está en la forma en la que se suele hablar de aquello que no gusta. Yo mismo he caído en reiteradas ocasiones en este mismo síndrome. Porque existe una tendencia enorme a generalizar cuando se habla de cine (o de arte en general), debido a que es más cómodo esto que ponerse a analizar caso por caso, cada una de las obras de la filmografía de unos y otros realizadores. Es lógico, hasta cierto punto.
No obstante lo lógico cuando algo no gusta es dejarlo estar. Pasarlo por alto y no abundar en aquellos aspectos que tanto parece que indignan o cabrean a muchos espectadores.” Que a veces, ni siquiera saben explicar cuál es realmente el origen de su disgusto por tal o cual obra, o tal o cual director.

Simplemente no gustan, no "enganchan" lo suficiente (algo que sucede con frecuencia) pero esa falta de identificación se ha convertido en muchos casos en un aparente odio irracional que motiva a cebarse encarnizadamente con el autor. Como si este que se yo se hubiese acostado con la mujer del espectador o le hubiese insultado en su obra o le hubiese faltado el respeto de alguna manera.
Algunos dirán que es pasión por el cine. Yo diré que es "anti-pasión".
Sin embargo, hay muchos espectadores que se lanzan prestos al cine tan pronto uno de sus “odiados directores” realizan una de sus nuevas “odiosas películas” para, según ellos, poder criticar con conocimiento de causa, aunque sepan de antemano que la susodicha obra va a acabar básicamente por los suelos.
Un ejemplo de esto que comento (y que se traduce en una muestra del absurdo que en muchas ocasiones llega a alcanzar el tema de marras) es el movimiento “hater” contra la “etapa Craig” de 007. Como odian al actor, odian también todas y cada una de las películas de la franquicia en las que este hace acto de presencia, por el mero hecho de que él las protagoniza. Algo realmente curioso si tenemos en cuenta que son todas ellas películas muy diferentes entre sí. Pero no importa, ellos continúan inmersos en su afán de desprestigio resaltando sus defectos y minimizando sus virtudes al máximo.
No en vano hemos de recordar como dato anecdótico pero ilustrativo que ya antes de que Daniel Craig comenzase el rodaje de “Casino Royale” (“Casino Royale”. Martin Campbell.2006) existía una web llamada “Craigisnotbond.com” en la que ya de antemano se dedicaban a tratar de convencer a todo el mundo (con argumentos un tanto falaces) que Craig no podía dar vida al agente doble 0 porque sencillamente su físico , según ellos no respondía a los cánones establecidos.

Como vemos la actividad del “Hater” consiste precisamente en “no bajarse del caballo” de la fiereza crítica negativista y la animadversión hacia todo aquel producto que su “odiado” autor, actor o responsable lleve a cabo.
Pues como decía Bruce Lee: “La vida es demasiado corta para enfocarla en la negatividad”, y en aquello que no nos motiva, pero es que, como veremos a continuación, la motivación del “hater” suele ser la propia “desmotivación”.
La crítica moderada quizás pasó a la historia, pero no creo que sea porque ahora nos tomemos el cine más en serio que antes. Yo creo que en cierto modo es una extensión de aquello que sucedía antiguamente cuando un autor no gustaba por sus ideas fascistas o extremistas o machistas, y en consecuencia su obra era considerada como "indeseable", cuando en realidad esta podía ser una muy notable obra en términos y valores artísticos objetivos. 

Muchos directores simplemente caen mal, ya sea por su personalidad, su éxito o sus formas. Lo que a unos fascina a otros indigna, aunque en el segundo caso es más difícil, aparentemente, explicar los motivos.
Y esto se traduce en muchos casos, simplemente como un valor por sí mismo. No nos engañemos: A mucha gente le gusta odiar y recrearse en su disgusto hacia tal o cual cineasta. No es cuestión de que el director lo haga peor o mejor. Nunca lo hará lo suficientemente bien para el "Hater" , porque entonces en dicho caso se perdería el placer del mismo, que consiste sencillamente en odiar por odiar, sin importar nada la forma, estructura, mensaje o aciertos "objetivos" del autor a criticar.
De ahí el famoso dicho "Haters gonna hate."


Por Teodomiro de Moraleda para Panorama Indie.











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