Los Zombies de Romero y la alegoría al consumismo





Por Teodomiro de Moraleda. (Autor Indie y colaborador del blog Panorama Indie)


Los Zombies de Romero y la alegoría al consumismo.



Con “Zombi.” (1978) seguramente se ponía de manifiesto más claramente que nunca como un arquetipo casi de novela gótica (el muerto viviente) podía servir como una metáfora cuasi-realista a la hora de criticar un comportamiento que tenía su soporte espejo en la más cotidiana y anodina de las realidades: Unos grandes almacenes.

No parece casual que el escenario en donde se desarrollaba prácticamente la totalidad de aquella historia fuese precisamente , ni más ni menos que un centro comercial. Donde los zombies campaban a sus anchas en busca de carne humana. Así mismo podíamos ver, tanto en esta entrega como en la secuela directa de esta (El día de los muertos) como la fiebre zombie había alcanzado a todos los estratos de la sociedad. Ya fuese a un hare krishna, a un payaso , a una novia con su vestido o a un levantador de pesas profesional.

Como cada año por estas fechas se celebra el “Black Friday”, en las grandes tiendas y superficies, a las que la gente acude en masa. Espera durante horas si es necesario, y en cuanto se abren las puertas, entran (ahora móvil en mano en pos de ese selfie inevitable para estar a la moda en las redes sociales y compartir la hazaña) en masa, caminando a trompicones, lanzándose corriendo sobre los productos a conseguir a toda costa a un menor precio (supuestamente). He podido ver claramente lo mucho que estas imágenes me han recordado a cualquiera de las películas de zombies del tío Romero. Pues esa masa de consumidores que no se conoce entre sí, acude a un mismo sitio, caminando, comportándose y hasta gritando y gimiendo como esos zombies que se mostraban en pantalla.

El cine y el arte en general están plagados de visionarios. De la enfermedad, del comportamiento social, de los valores morales y sociales, de los avances tecnológicos y hasta de la política. Lo cual también es signo de que el cine suele ser también un buen instrumento de crítica encubierta, de análisis y de terapia catalizadora, como la literatura o el comic. Allí podremos encontrar casi todos los vicios y virtudes del ser humano. De como este se aliena en una sociedad que lo condiciona, lo devalúa y lo “programa” para convertirse en un eslabón más de una cadena que se antoja interminable. Para cumplir unos roles concretos dentro de la maquinaria social. Pensar poco, actuar mucho y a ser posible de forma alocada, y consumir… consumir... consumir…







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