DAVID LYNCH Y EL REALISMO MÁGICO EN CINE (Por Teodomiro de Moraleda, autor indie)
Artículo por Teodomiro de Moraleda
DAVID LYNCH Y EL REALISMO MÁGICO EN
CINE :
El realismo
mágico es con toda seguridad uno de los estilos
literarios más fascinantes que existen, y posiblemente uno de los que
más influencia han ejercido , de manera inconsciente, en otras artes
narrativas, especialmente en cine.
Se trata de
un movimiento estilístico bastante moderno, pues comienza a fraguarse a
mediados del siglo pasado, y que consiste en ensamblar todo tipo de elementos
fantásticos en un cuadro narrativo realista y hacerlos pasar por “normales” o
“cotidianos”. La presencia de estos elementos en la historia rara vez son
explicados, y en muchas ocasiones se utilizan como forma de simbolizar el mundo
interno de algún personaje o de varios.
La cuestión
es que si pudiésemos trazar una línea de similitud entre este género
eminentemente literario y buscar
ejemplos equivalentes en el mundo del cine sería considerable la cantidad de
directores que, consciente o inconscientemente, se han acercado a los
“parámetros” del Realismo Mágico. Jean Pierre Jeunet , Terry
Gilliam, Spike Jonze, Alejandro Jodorowsky,
Ang Lee. Pero, posiblemente, si hay un nombre dentro del séptimo arte que en los últimos
tiempos podríamos encuadrar dentro del “Realismo mágico cinematográfico” , este
sería sin mucho atisbo de duda , el de David Lynch.
Y es que , aunque erróneamente se suele
calificar directamente de “surrealismo” el estilo Lynchiano (para la gente
cualquier cosa que no entienden pasa a ser “Surrealista”) , este no sigue para
nada los parámetros que si seguía por ejemplo Buñuel: La ausencia de un
sentido lógico. El devenir de lo absurdo, tan cultivado en pintura y cine de
manera más bien vanguardista, en el caso de Lynch no tiene cabida, pues sus
obras esconden un sentido de lo onírico, de lo desubicador, pero sentido al
fin y al cabo. Del lenguaje de los sueños, con una estructura tal que hace que
las piezas encajen y que tengan su lugar dentro de la historia: Historias
repletas de arquetipos y elementos extraños, que sin embargo son ensamblados
dentro de la historia como algo inseparable de la misma, y sin los cuales esta
no se entiende ni podría ser contada de manera no ya igual, sino ni siquiera
similar. Porque es precisamente la presencia de estos elementos lo que forma la
esencia de su imaginario.
No
parece casualidad el hecho de que Lynch
estuviese tan relacionado con un autor como Barry Gifford durante un buen tramo
de su carrera artística. Alguien dijo en alguna ocasión , al realizar una
comparativa entre ambos, que mientras uno de estos autores tenía la capacidad
de convertir lo cotidiano en extraordinario , el otro era capaz de hacer que lo
extraordinario pareciese cotidiano. Probablemente la etapa de madurez artística
de Lynch comenzase precisamente cuando decidió rodar “Corazón salvaje” (1990),
basada en una de las obras de Gifford, y
sobretodo cuando ambos autores se unieron para trabajar codo con codo en el
guión de la magistral “Carretera perdida”(1997), en la que se dan una serie de
convergencias donde realmente estos elementos propios de una realidad onírica
se revelan como metáforas del estado interno o psicológico de los personajes.
Ya en sus
inicios con “Cabeza borradora”(1977) Lynch no dejaba de ofrecernos visos de una
realidad donde el tiempo se distorsionaba , ofreciéndonos reminiscencias
oscurantistas dignas del mejor Juan Rulfo, donde cosas como el sexo, las
esperanzas de los personajes, su intento por entender las cosas; se nos
muestran de una manera siniestra, con sucesos que los personajes no parecen
entender del todo pero ante los que tampoco se muestran especialmente
extrañados o incrédulos. Por el camino, y con “Terciopelo azul” se nos mostraba
una realidad más factible, más cotidiana y reconocible , pero en la que
sucedían cosas extravagantes e irreales,
casi de cuento de hadas. Y donde varios personajes de importancia aportaban su
punto de vista formando un todo dentro de la historia. También con sus
cortometrajes, que merecerían capítulos aparte, Lynch parece dejar claro que es
deudor del movimiento literario que nos ocupa, mostrándonos todo tipo de
imágenes pesadillescas donde los personajes se enfrentan a situaciones mágicas
o extrañas que sin embargo se encuentran más cercanas a cualquier pasaje de la
seminal obra “Pedro Páramo” (1955) que de lo buñuelesco. Con personajes que
sufren padecimientos físicos o circunstanciales inexplicables, o deben lidiar
con estados de realidad que parecen aceptar como lógica o inevitable aunque les
desagrade profundamente y con evidencia.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhl-SbGiC7KgxDETHfMpPz77oIPEpla0PtNRzyKvOJ025LJbAF64xoQQ8q2wUBRKKlwZD_j-VqXhXSHB4PDOG7QHNCegrE55xlh10QGxB7lLQn1g0101tlnVBp3WQD9ldLpnbuGEYNtE_xw/s320/3.png)
Tal es el
caso de la que para mi es la obra maestra de Lynch : “Mulholland Drive”. Aquí
el espectador puede observar como todos esos elementos citados anteriormente se
ensamblan y se muestran en la trama de manera clara. Todo para mostrarnos esa
cara oculta o extraña de la “fábrica de sueños” que es Hollywood. Tanto la
música como el ritmo y la iluminación de cada escena de este film parece
pensado para ir directamente a lo más profundo de la psique de quienes están
visionando la película.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2TqkSydU3HwUOtlvX-QXBGfyapWxyNuzkopm2pvXR18I1M4iRb4FFfc72EzH4KAXzK5vQdQzoBkoXxEqItzKoevvWe5ujzE2u6b4g_zTOJ3TbooyIt80HWIrjxTr2i3OYcEgHCftvTdK3/s320/4.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYFEDRjMiUzqDeGYHdZ54R2bvlU1qMTs6T5D1uJPSE6V89Lwg9S_oeattepOmVLJc3LSIdFtWZHkeTQBa_dYbwa3ggbnpGkj5T_9ovJ5KIzlw4KUAJ3bYtWjwx3XSMBf2YceYMplxLhpze/s320/5.png)
Sea como
fuere, lo que sí parece cierto es que Lynch narra sucesos coherentes, y no se
mueve en el vacío de la simple irrealidad. Sus obras cinematográficas, como sus
pinturas y fotografías conforman un imaginario tremendamente singular y muy
difícilmente imitable sin caer en el más absoluto y evidente plagio, o
directamente en el ridículo . Pues es aquí donde el estilo de Lynch se muestra
eficaz a la hora de tratar temas tan diversos como el amor, el sexo, los celos,
el miedo.. de manera que todo pasa por un lugar clave: La psique. Con sus
distorsiones y sus incoherencias , pero con un sentido conjunto. El de ser
“mágicamente realista”.
Por Teodomiro de Moraleda
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